Mi descubrimiento de las terapias alternativas comenzó con la necesidad de estudiar homeopatía, cuando tuve que ejercer la dirección técnica de una farmacia en cuyos laboratorios se realizaban recetas magistrales, alopáticas y homeopáticas.
En las Unidades Académicas en las que se dictan las carreras de Farmacia, solo se informa muy superficialmente sobre las terapias que la ciencia oficial llama alternativas y al estudiar homeopatía, descubrí la existencia de otras formas curar y preparar medicamentos, que me obligaron a realizar un balance crítico de mis conocimientos y así redescubrir lo sabio y armónico que la naturaleza nos brinda y que la mayoría de nosotros desconocemos por falta de información.
Debo de reconocer, para no ser injusto con lo que yo llamé “ciencia oficial”, que esta sirvió para alcanzar un progreso que nos asombra en casi todas las actividades, pero ese progreso cuando se transforma en una actividad económica muy rentable, lleva al ocultamiento de otras realidades que puedan llegar a disminuir las ganancias, pero lograr resultados iguales y aun superiores a los obtenidos por la ciencia oficial.
Doy un par de ejemplos, durante mi niñez (entre 1941 y 1954) la mayoría de los chicos eran operados de las amígdalas ante la primer angina; era una moda y también un buen negocio. El médico de mi familia * fue enemigo de esas operaciones masivas que se realizaban y enseñó a mis padres que si natura nos daba el par de amígdalas, estas seguramente cumplían algún función de protección del organismo y su receta incluía prevención, incluyendo las vacaciones de verano pasarlas tomando sol y baños de mar y curarlas con topicaciones, gárgaras y con reposo, cuando enfermaran. Como consecuencia, ni yo ni mis dos hermanos, fuimos operados, y en lo personal a pesar de haber sido por 50 años un fumador, (llevo 8 años sin hacerlo) no tengo problemas de salud.
Otro ejemplo es, cuando por intereses de los laboratorios que fabricaban leches maternizadas, se aconsejaba suprimir la lactancia de los bebes lo más temprano posible, el tiempo demostró lo peligroso que era esta práctica para los niños y se concluyó que el método natural era insuperable y en la actualidad se tiende a aumentar el tiempo de amamantamiento a los niños.
No escribiré sobre Homeopatía, solo diré que es muy buena, pero quién desee utilizarla, debe buscar un verdadero médico homeópata y preparar las recetas en farmacias que tengan laboratorio adecuado para esta especialidad, dejando aclarado a los lectores, que esta obra se basa en una recopilación personal de bibliografía seleccionada, sobre Apiterapia, Aromaterapia, Fitoterapia, Flores de Bach e Hidroterapia.
El objetivo que me lleva a publicar este trabajo, es difundir y promover el conocimiento y uso de estas terapias, de escasa divulgación en la población y puedan tener la posibilidad de adoptarlas y beneficiarse con las bondades certificadas y comprobadas en los países más importantes del mundo.
La Apiterapia y Fitoterapia no tienen relación con la Homeopatía, pero son muy anteriores a ella y fueron estudiadas en las más importantes civilizaciones antiguas como la china, egipcia, romana y griega, siendo la Fitoterapia la ciencia que dio origen la farmacología moderna, pero la Apiterapia fue prácticamente olvidada, en nuestro país. La Aromaterapia, Flores de Bach y la Hidroterapia son relativamente recientes y con poco desarrollo en Argentina.
Las formulaciones que doy en el final del libro, las presento invocando el derecho que tengo como farmacéutico a formular. El uso, aplicación y dosificación indicados a continuación de cada una de ellas, están fundamentadas en la importante y muy seria bibliografía consultada. La legislación vigente indica que esa información, debe ser dada por un médico, pero lamentablemente en nuestro país hay pocos que realmente las conocen y las practican. Siempre antes de adoptarlas, se debe consultar con el galeno de cabecera, sobre todo si se está tomando alguna medicación alopática, para evitar posibles efectos secundarios por interacciones entre ellas. Espero que mi labor le resulte de utilidad al lector y puedan beneficiarse y difundir los resultados obtenidos mediante el empleo de estas terapias alternativas.
* Dr. Isidoro G. Iriarte Insigne, clínico y cirujano, de quien el hospital de Quilmes lleva su nombre como homenaje.
Terapias Naturales. De Miguel
Angels Farías. (2014. Buenos Aires, Argentina)
Todos los derechos reservados. Dirección de derechos de autor exp. N° 5185052
terapias.farias@gmail.com
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